Se dibuja un panorama complejo para la industria vitivinícola global. Mientras mercados consolidados como el estadounidense enfrentan una crisis de proporciones históricas, con caídas en el consumo y sobreproducción, otras regiones, como Chile, consolidan su apuesta por la calidad y el reconocimiento internacional, reescribiendo su propia historia.
La debacle en Estados Unidos
El apocalipsis del mercado del vino, vaticinado durante el último año en diversos reportes, parece estar materializándose. Un golpe especialmente duro provino del estado de Washington. En 2019, la zona de Red Mountain era considerada una de las AVA (Áreas Vitivinícolas Americanas) más cotizadas del país. La familia Aquilini, multimillonarios canadienses y principales agricultores de arándanos del mundo, adquirieron cerca del 12% de Red Mountain en una subasta, con un ambicioso plan para producir vinos de alta gama.
Sin embargo, la semana pasada, el periodista Sean Sullivan informó que los Aquilini detuvieron abruptamente la producción en plena vendimia. Tras invertir decenas, y posiblemente cientos, de millones de dólares en su negocio vitivinícola en Washington, la familia simplemente se retira del proyecto.
California sigue la tendencia a la baja
La situación en California no es más alentadora. La Asociación de Viticultores de California (CAWG) reveló que solo en 2025 se ha arrancado el 7% de los viñedos del estado. Se estima que en la cosecha de este año, hasta un tercio de todas las uvas podría quedar sin cosechar en las parras. El año pasado, California registró la molienda de uva más baja desde 2004, y las proyecciones de este año obligan a buscar comparaciones en la década de 1990. La pregunta que resuena en la industria es cuán bajo se puede caer y cuántas marcas más deberán desaparecer.
Análisis experto: Tocando fondo
Jon Moramarco, socio y editor del Gomberg Fredrikson Report, ofrece una visión cautelosa. “Creo que estamos tocando fondo”, señala. Moramarco explica que la percepción que tenía el negocio de su propia salud era más optimista que la realidad. “Si miras todo el vino que se puede hacer en Napa, no creo que haya suficientes compradores para todo el Cabernet de 100 dólares que se está produciendo”.
Moramarco observa ligeros aumentos en espumantes y productos de vino saborizados, como los cócteles Buzzballz. Aunque muchos productores tradicionales no compiten en estas categorías, él recuerda que productos de entrada como Lambrusco y los “wine coolers” en los 70 y 80 fueron clave para que la generación “baby boomer” se iniciara en el vino, aunque empezaran con botellas de 3 dólares (equivalentes a 7 dólares hoy).
“La realidad es que el negocio del vino no considera sexys las botellas de 7 dólares”, afirma, aunque las marcas privadas, como Kirkland de Costco, están creciendo más de lo que se admite. Sobre los consumidores jóvenes, la Generación Z, Moramarco nota una tendencia anti-alcohol, pero bromea con que “cuando se casen y tengan hijos, sus hijos los empujarán a beber”.
La visión del banquero: Una corrección necesaria
Rob McMillan, vicepresidente ejecutivo de la división de vinos de Silicon Valley Bank, ha advertido sobre esta caída durante años. Como banquero, su enfoque es más económico. “Estamos en la fase de corrección”, afirma McMillan. “En Fresno, ves montones de viñas arrancadas. En cierto modo, ellos van por delante”.
McMillan señala que la confianza del consumidor ha caído a mínimos históricos, similares a los de la pandemia. “Cuando tuvimos 30 años de crecimiento, no hacer nada era una estrategia. Podías esperar y el mercado absorbería cualquier exceso. Eso ya no está ocurriendo”.
La otra cara: El auge del vino premium chileno
Mientras Estados Unidos enfrenta su corrección, en Chile la historia es de consolidación y éxito. Históricamente percibido como un productor de vino a granel y de bajo costo, el país ha logrado cambiar drásticamente la marea. Hoy, muchos de sus vinos reciben altas puntuaciones de la crítica y se cotizan en La Place de Bordeaux, el mercado global de los vinos más prestigiosos.
El arquitecto de esta transformación es Aurelio Montes Sr., el enólogo al que se le atribuye haber puesto a Chile en la ruta de la “premiumización”.
Montes: Calidad sobre cantidad
Aurelio Montes, ingeniero agrónomo de la Universidad Católica de Chile, fundó Viña Montes en 1987 junto a tres socios. Mientras el mundo conocía a Chile por vinos económicos y gigantes como Concha y Toro dominaban el mercado local, Montes eligió una ruta más arriesgada. “Sabíamos que nunca podríamos competir [con Concha y Toro], así que decidimos seguir un camino diferente de vinificación de calidad, por sobre la cantidad”, explicó.
Montes desarrolló rápidamente una reputación de innovador, importando nuevos clones y portainjertos libres de enfermedades. Su portafolio premium se lanzó con la gama Montes Alpha, iniciando una revolución en la viticultura chilena.
Innovación en cepas y valles
En 1993, Montes introdujo la cepa Syrah en Chile, otra primicia. Le siguió el lanzamiento del Montes Alpha M en 1996, un ensamblaje estilo Burdeos reconocido como uno de los primeros vinos “ícono” de Chile. Luego vino su segundo ícono, Montes Folly, el primer Syrah premium del país. Pronto se sumaron más éxitos, incluyendo el Purple Angel (100% Carménère) y el “súper ícono” Taita en 2007.
El impacto de Apalta
Quizás la decisión más influyente de Montes fue su apuesta por la entonces descuidada región de Apalta, en Colchagua. En 1995, comenzó a plantar viñedos en las laderas empinadas de los cerros, algo inédito en Sudamérica en ese momento. La subregión pronto desarrolló una reputación como la cuna de tintos intensos y estructurados, disparando el precio del suelo. La bodega Montes en Apalta, inaugurada en 2004 bajo los principios del feng-shui y donde se toca canto gregoriano a las 800 barricas, es hoy un imán turístico.
Expansión constante y reconocimiento
Los esfuerzos pioneros de Montes no se detuvieron. Se trasladó más al sur, a Marchigüe, y en 2018 asumió su esfuerzo más arriesgado: plantar Pinot Noir y Albariño en el archipiélago de Chiloé, en la Patagonia. Los premios han seguido, incluyendo el Lifetime Achievement Award del International Wine Challenge en 2020 y ser coronada como la mejor viña de Sudamérica por The World’s Best Vineyards en 2022.
Foco en lo premium
Hoy, Viña Montes produce siete millones de botellas, exporta el 95% y mantiene un foco absoluto en la calidad. La viña cuenta con cinco vinos ícono: el M, Folly, Purple Angel, Taita y el más reciente, Muse.
Muse: El nuevo ícono del Maipo
Sobre su último lanzamiento, Montes explica: “Después de 35 años de carrera, pensé que era hora de rendir homenaje a las mujeres de mi vida: mi madre, mi esposa, mis hijas y mis nietas”. Muse es un tributo a ellas, un Cabernet Sauvignon (95%) del Valle del Maipo, del cual solo se producen 6000 botellas.
El origen del Syrah chileno
Consultado sobre el Montes Folly, 100% Syrah, Montes recuerda su inspiración. “Cuando era joven, viajé a Europa por trabajo y quedé muy impresionado con el Syrah cultivado en el Ródano Norte. Al regresar a Chile, me di cuenta de que teníamos el mismo paisaje: las colinas, el fondo del valle con el río fluyendo por el medio”. Ese riesgo definió el camino del Syrah premium en el país.