Lo que para muchos es solo una piedra en el camino, para otros es un tesoro que cuenta la historia de la Tierra. Esta fascinación es el motor que impulsa a cientos de aficionados y expertos a reunirse en sociedades geológicas, ya sea para compartir el entusiasmo por un hallazgo o para abordar problemas críticos que afectan a comunidades enteras.
Un Club Donde la Geología Cobra Vida
Kristen Walker nunca encontró una roca que no le gustara. Fue esta pasión la que la llevó a buscar una organización local donde pudiera compartir su interés con personas de ideas afines. “He sido una aficionada a las rocas toda mi vida. Me encantaba salir a caminar con mi abuelo para recoger piedras brillantes”, recuerda Walker. “Colecciono cristales desde siempre, y es entretenido compartir eso con gente que también se emociona con las rocas”.
Ese lugar es la Sociedad de Mineralogía y Geología de Long Island (LIMAGS, por sus siglas en inglés). Sus miembros son tan diversos como las maravillas geológicas que coleccionan. Hay profesores de ciencias de la tierra jubilados, como era de esperar, pero también artistas y personas interesadas en las propiedades metafísicas de los minerales. Sin importar sus orígenes, se reúnen para celebrar su entusiasmo por los misterios y la belleza de la Tierra.
“Somos personas de distintas profesiones e intereses que encontramos fascinante la geología y todo lo que la rodea”, explica Gene Genova, presidente del club. Ellen Wiener, una artista local, añade: “Lo que todos tenemos en común es el amor y la fascinación por la historia natural. A partir de ahí, el árbol tiene muchas ramas”.
Exploraciones y Descubrimientos en Terreno
LIMAGS es uno de los tres clubes de geología de Long Island y el único con sede en la zona de North Fork. Sus reuniones mensuales son una oportunidad para conversar sobre sus hallazgos y aprender de expertos. Los temas varían desde la historia indígena hasta análisis de la precisión científica en películas.
También organizan numerosas excursiones, tanto locales como lejanas. Las caminatas por la playa son un clásico, pero los miembros también viajan a una mina propiedad del club en Herkimer para buscar los famosos “diamantes” de la zona. Además, tienen un viaje anual a un sitio de gran importancia geológica, a menudo fuera del estado, para recolectar muestras especiales.
“Especialmente en la costa norte, podemos encontrar ejemplos de los tres tipos de rocas”, señala Genova. “Hemos ido a recolectar fósiles al norte de Nueva York, a New Hampshire por diferentes minerales, y también a Pensilvania. Viajamos por la región triestatal y Nueva Inglaterra tanto como podemos”. Para muchos miembros, estas salidas a terreno son lo más destacado de su experiencia en el club.
Cuando la Geología se Vuelve un Asunto Crítico
Pero la fascinación por la geología no se limita a la recolección como pasatiempo. En otras partes del país, se convierte en un asunto de seguridad y planificación crucial. Tal es el caso de la Sociedad Geológica de Quimper, que recientemente organizó una charla sobre los impactos directos de la geografía de su región.
El expositor, Tom Badger, geólogo jefe de ingeniería jubilado del Departamento de Transporte del Estado de Washington (WSDOT), sigue trabajando como consultor en un estudio sobre la Ruta Estatal 112. Esta carretera sufre de “muchísimos deslizamientos de tierra profundos”, algunos con el potencial de dejar aislados a miles de habitantes del noroeste del estado.
“Una geología particularmente desfavorable subyace en la mitad occidental de la Ruta 112”, comenta Carol Serdar Tepper, asesora de la sociedad. “Combinado con una topografía empinada y un clima invernal excepcionalmente húmedo, es uno de los corredores viales más afectados por derrumbes en el estado”.
Buscando Soluciones Frente a la Incertidumbre
En su presentación, Badger resumió los resultados del estudio encargado por el WSDOT, detallando las medidas que se están tomando para abordar estos peligros. Se trata de una respuesta escalonada que se espera que continúe hasta el año 2030, priorizando los puntos más críticos.
El financiamiento ha sido un desafío. “Justo antes del cambio de gobierno, nos aprobaron una subvención de 75 millones de dólares para ‘resiliencia climática’, lo que llamó la atención de la nueva administración. Esos fondos se detuvieron en febrero, pero finalmente se liberaron en abril. Por ahora, el financiamiento se ha reanudado”, explicó Badger.
Dada la dificultad de garantizar una estabilidad total, el WSDOT se está enfocando en la adaptación y la recuperación rápida ante los impactos en la infraestructura. “Todavía estamos buscando las soluciones más evidentes para estabilizar la carretera”, afirmó Badger. “Eso puede incluir elevar el nivel de la ruta para evitar la erosión, las inundaciones y el aumento del nivel del mar”.
El WSDOT ya ha destinado millones de dólares para obras entre Clallam y Neah Bay, así como para estudios de problemas que aún no tienen una solución definitiva. “Para varios deslizamientos potenciales, todavía no hemos llegado a soluciones definitivas”, concluyó Badger. “Analizar estos problemas nos ayuda a determinar dónde podríamos invertir más fondos en el futuro”.