La colaboración entre actores públicos y privados se posiciona como un factor estratégico para el desarrollo de la minería en Chile, especialmente durante la etapa de exploración, una fase crucial para garantizar el futuro del sector.
Aunque Chile lidera el presupuesto global de exploración de cobre en 2024 con US$637 millones —equivalente al 27,4% del total mundial, según datos de Cochilco—, los proyectos de tipo greenfield avanzan con lentitud. A esto se suman desafíos que amenazan la sostenibilidad de la industria a largo plazo.
Durante la jornada inaugural del evento Cesco Week, celebrada el lunes en Santiago, el CEO de Antofagasta Minerals, Iván Arriagada, subrayó la necesidad de avanzar en modelos conceptuales y estrategias de ejecución de proyectos que favorezcan la productividad y eficiencia. Una de las propuestas destacadas fue la creación de distritos mineros, que permitirían optimizar recursos a través de la cercanía geográfica entre yacimientos.
Arriagada explicó que Antofagasta Minerals, parte del grupo Luksic, busca generar sinergias entre su proyecto de exploración Cachorro y otros depósitos cercanos como Mantos Blancos y Antucoya, ubicados en la región de Antofagasta.
Asimismo, recalcó la importancia de contar con equipos de trabajo colaborativos e integrados, que permitan un manejo de riesgos más eficaz y una ingeniería de mayor calidad desde las primeras etapas del desarrollo minero.
Representantes de compañías junior como Hot Chili, Atex Resources, Andean Silver y Golden Arrow Resources, todas con proyectos en marcha en territorio chileno, coincidieron en que las principales dificultades que enfrentan son la falta de financiamiento y los extensos tiempos de tramitación. A su juicio, es fundamental que el sector público intervenga activamente para facilitar la exploración y robustecer el ecosistema minero en su conjunto.
“El problema hoy no es que las grandes mineras se fusionen, sino que eso no suma ni una sola onza a la producción nacional. Son los nuevos proyectos los que realmente incrementan la producción”, afirmó José Ignacio Silva, country manager de Hot Chili.
Por su parte, Jorge Riesco, presidente de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), destacó que el enfoque basado en distritos no solo facilita un desarrollo más ordenado, sino que también promueve el uso compartido de infraestructura, mejora la gestión hídrica y contribuye a reducir la huella de carbono.
“Si trabajamos de manera conjunta, podremos acordar mecanismos que faciliten la exploración, compartir información geológica y establecer servicios descentralizados que protejan los derechos de los proyectos en sus etapas iniciales”, planteó Riesco.
En esa misma línea, Claudia López, presidenta del Colegio de Geólogos, llamó a implementar una política minera nacional enfocada en la exploración y en la modernización del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), con el objetivo de responder mejor a las necesidades actuales del sector.
Los asistentes al evento coincidieron en que, más allá de la competencia, el sector minero chileno debe priorizar la colaboración, sobre todo ante el contexto geopolítico global y la constante transformación de los mercados internacionales.
“Lo más importante es que los responsables de las políticas públicas comprendan el rol fundamental del cobre en el desarrollo económico y la transición energética, y que trabajen en garantizar un acceso confiable a este material crítico a través de enfoques colaborativos”, concluyó Juan Ignacio Díaz, CEO de la International Copper Association.